Las curiosidades y la historia de los cortauñas

Por Hugo Sabanés · 21/04/2023

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería tu vida sin un cortauñas? ¿Te imaginas tener que usar unas tijeras gigantes o morderte las uñas hasta dejarlas sangrando? Pues no te preocupes, porque hoy te voy a hablar de los cortauñas, esos maravillosos inventos que nos hacen la vida más fácil y nos evitan tener que ir al manicurista cada dos por tres. ¿Quieres saber cómo nacieron los cortauñas, cómo funcionan y qué tipos hay? Pues sigue leyendo y prepárate para alucinar con la historia de estos pequeños milagros de la ingeniería.

Un cortauñas es una especie de pinza con una cuchilla curva que sirve para cortar las uñas de las manos y de los pies. Normalmente son de metal, los hay de varios tamaños, y se componen de dos partes: una parte con dos hojas afiladas que se juntan al presionarlas, y otra parte con un mango que se dobla sobre las hojas y hace de palanca. Algunos cortauñas también tienen una parte extra con forma de punta y superficie de lima para poder sacar la porquería que se nos mete debajo de las uñas y darles forma.

El funcionamiento de un cortauñas es muy sencillo: se trata de un sistema de dos palancas que nos permiten cortar las uñas con mucha fuerza y poco esfuerzo. El mango es una palanca que aprieta las dos hojas hasta que se tocan. Las hojas son otra palanca que actúan con mucha potencia y hacen un movimiento corto para romper la uña. Así de fácil y rápido es cortarse las uñas con un cortauñas.

¿Sabes quién inventó el cortauñas? Pues no se sabe muy bien, pero hay una patente de 1875 en Estados Unidos que se la llevó un tal Sam Valentín Fogerty. Luego hubo otras patentes que mejoraron el invento, como la de William C. Edge en 1876 o la de John H. Hollman en 1878. Pero el que se lleva el mérito de haber creado el cortauñas que usamos hoy en día es otro tipo, Chapel Carter, que lo patentó en 1896, también en Estados Unidos.

La cosa empezó en 1881, cuando le pusieron la palanquita esa que aprieta las hojas para cortar. Además, le añadieron un anillo para colgarlo del cinturón o del reloj de bolsillo, y así presumir de tener un cortauñas. En 1940, un señor llamado William Bassett consiguió hacerlo más barato y le hizo unos cambios, como las dos ranuras que sujetan la palanca y el relieve para apoyar el dedo.

Hay cortauñas de varios tamaños: los de casa y los de viaje, que son más chiquitos. Y también hay cortauñas para niños con dibujitos y colores. Lo importante es que te cortes las uñas bien y las tengas limpias.

¿Te ha gustado este artículo sobre el cortauñas? Pues ya ves que este cacharro tan normal tiene su historia y su gracia. Si te ha parecido curioso, compártelo con tus colegas.

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